Bodas Meditadas
Bodas meditadas - Mejor tarde que nunca - Se impone la moda de casarse para celebrar uniones afianzadas. Fiestas transgresoras, pero con vestido blanco. Hijos, invitados de honor.
Cuando están a esa altura de la convivencia en la que muchos se inclinan más por la separación que por la boda, dan el "sí, quiero". Algunos, además de compartir casa largo tiempo, hasta cuentan hijos. Pero prueban que nunca es tarde para pensar en casamiento. Eso sí: se alejan de las tradiciones. Por lo general, no hay ceremonias religiosas, y las fiestas no están plagadas de familiares, ni meten mano los padres. Es que, en estos casos los novios se encargan de los gastos, entonces la idea es darse todos los gustos, colmarla de amigos, optar por música con onda e informalidad.
Acaban de anunciarlo oficialmente: el próximo 8 de diciembre habrá boda. Mariano Otero (29) y Florencia Peña (30) -que tienen un hijo, Tomás (2)- no van a pasar por el altar, pero si piensan celebrarlo con todo. "Después de tres años de pareja encontré la estabilidad emocional y familiar que quería -confió Florencia a Caras-. El casamiento no es la prioridad más importante de mi vida. No soy Susanita y Mariano tampoco tiene rollos con el tema. Pero estamos tan bien que queremos celebrar".
Este tipo de "casamenteros" que decidió dar el gran paso con cierto retraso impone sus propias reglas. Una es clave: no quieren verse como muñecos de torta. Para que la ropa no se vea de catálogo, la tendencia indica que se debe recurrir a un diseñador top. Encabezan la lista Benito Fernández, Laurencio Adot y María Pryor.
"Llega un punto en la vida en el que la estructura hiperclásica no va. Eso se ve, sobre todo, en las novias que no son muy jovencitas y ya tienen cierta experiencia encima. Sí quieren el blanco, pero también buscan que se vea su propia identidad. Rompen con la fantasía de la novia que parece una nena de 15. Son seguras y saben que la noche es suya y pueden hacer lo que quieran. Hay más libertad", detalla Pryor, encargada del vestido que lucirá Flor Peña. Y no quiere adelantar nada de cómo se verá la actriz, pero comenta que los diseños de hoy buscan conservar el romanticismo y, al mismo tiempo, se ven modernos ("no modernosos", aclara) y sexys. "Escotada, con una pierna a la vista o con una leve transparencia. O cerrado, pero bien ajustado para dar sensualidad", concluye Pryor.
El futuro marido y actual concubino de Peña también piensa romper con los esquemas. No va a usar corbata, ni moño, mucho menos un jacket. Pero el buscado "desaliño" también requiere producción: todas las semanas Otero visita la "maison" de Recoleta donde su sastre Daniel Casalnovo le hace las pruebas. "Ya lo tenía ideado desde hace años. Y estoy muy contento porque está quedando como lo imaginé. No es smoking, no es de color negro, blanco, gris ni azul", comentó el músico.
Plan perfecto. Las tías y abuelas resoplan ‘las bodas ya no son lo que eran’. Están de moda las estancias, pequeños livings en reemplazo de las mesas, el vals "alternativo" ("Noches de boda" de Joaquín Sabina). Tanto desahogo en las formas tiene una razón: ahora se ven parejas más grandes, que ya están viviendo juntos y hasta, en algunos casos, tuvieron experiencias anteriores. Cuando caminan por la alfombra roja saben mejor qué paso están dando.
Algo más los caracteriza: suelen ser profesionales, demasiado ocupados para estar detrás de los preparativos de la celebración. Ni Flor Peña ni Mariano Otero piensan encargarse de la organización del casamiento. Para eso, existe un nuevo personaje muy buscado: el "wedding planner". Este organizador que se encarga de ajustar hasta el mínimo detalle, es una de las propuestas más top de estos últimos tiempos. Contratar sus servicios -que arrancan en los $ 2.000 y pueden llegar a $ 15.000- resulta uno más de los lujos que se dan estas parejas que afrontan los gastos.
La boda Peña-Otero caerá en manos de Bárbara Diez, favorita de las celebridades locales (casó, entre otras, a Mariana Fabbiani y a Julieta Ortega y está con los preparativos de la unión entre Martín Palermo y Lorena Barricci). Esta autodenominada "hada madrina" asesora, acompaña y ayuda a diseñar casamientos cool: "Organicé más de 260 bodas, y cada una fue distinta. La idea es no vender combos. Cada fiesta tiene su ‘timming’, su hoja de ruta. Hoy los novios se animan a ser ellos mismos, a jugar, a no atarse a tradiciones que ni siquiera saben de dónde vienen. Se preguntan si realmente quieren o no ésto o aquello, si quieren o no bailar el vals, si quieren torta de bodas, y así con cada cosa".
Ya sea relajado o hiperproducido, un casamiento pone en marcha un engranaje enorme. Hay 123 rubros que pueden intervenir: catering, ambientación, sonido, luces, coche de alquiler y etcéteras, etcéteras. "Hoy en Argentina se presentan muchas alternativas y se busca darle a la fiesta un ‘twist’ diferente, como pantallas con video-disc-jockey haciendo dibujos psicodélicos, pistas de baile especialmente diseñadas, shows aéreos", agrega la experta.
Escenografía. Es un hecho: las parejas se rebelan a caer en las convenciones sociales. Pero la resistencia dura un tiempo: cuando pasan los 30, sucumben a la tentación de formalizar. Esto lo confirman estudios de la Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño que indican que la libreta de matrimonio une al 23% de las parejas de entre 25 y 29 años; al 44% de las integradas por personas de entre 30 y 34 años y al 80% de las de entre 35 y 39 años.
Así y todo, la idea que rige en estos casos es que el casamiento no se parezca a un casamiento. O, en todo caso, luzca renovado. Por eso, Peña eligió para su gran día el vanguardista "free sitting". El ambientador top Martin Roig trabajará para que los espacios no sean esquemáticos. Lo que significa que los invitados se pueden ubicar donde más les guste, y sólo habrá unas pocas mesas para los familiares.
En cuanto a la decoración, los colores fuertes vuelven a tener presencia, no tantos blancos y líneas rectas sino que vuelve el color en texturas ricas como las panas. Un detalle de exquisitez al que recurren muchas de estas parejas anti-convención es adornar los salones con muebles de anticuario, cuadros de las abuelas, lámparas del mercado de pulgas y demás detalles vintage.
Muchos más que dos. El casamiento de apuro está en extinción. Ni las presiones familiares, ni siquiera los embarazos son razones de peso para pasar por el Registro Civil. Hoy el único motor es la idea de celebrar entre amigos.
Matías Martin (35) es uno de los tantos que jamás se imaginó proponiendo matrimonio. Pero ahí estaba, pidiéndole Natalia Graciano (29) que fuera, formalmente, su mujer. "Nunca fui de la idea de casarme. Es más, decía que era una pavada -le confesó a Andy Kusnetzoff durante el programa de radio "Perros de la calle"- Pero ahora se dio y estoy feliz. Nunca me había imaginado que ésto pudiera generar tanta adrenalina. Está buenísimo. Porque, al final de cuentas, el casamiento no es más que celebrar con la gente que queremos el amor que nos tenemos. Ni más ni menos que eso. Ya vivimos juntos desde hace dos años, no creo que la convivencia cambie a partir de ahora".
La pareja demostró ser un claro ejemplo de esta tendencia de bodas "decontracté". Al aire libre, 250 invitados y mucha distensión. Así fue la fiesta de la que se encargó la organizadora Lucila Sperber de "And Bodas". Porque, está claro que, no estandarizar las bodas no significa que las cosas tengan que quedar libradas al azar. Un poco para imprimirle personalidad y otro tanto para garantizar un entretenimiento permanente.
"Creo que en este tipo de bodas, financiadas por los mismos novios, existe un interés genuino por casarse. Son fiestas más relajadas, donde el foco está puesto en la diversión entre amigos y no la presentación en sociedad de la nueva pareja", puntualiza María Magdalena Martínez Picabea, directora de CasamientosOnline, la web que reúne toda la información sobre el tema y cuenta con un promedio de mil visitas diarias.
Adiós a las tradiciones: el carnaval carioca, ya está demodé. Las ligas y los souvenirs también viven su ocaso. "Además -agrega la especialista-, prima el estilo informal. Aparecen los menú del tipo ‘finger food’: comida que se puede disfrutar sin mesa, desde sushi, hasta brochettes o mini-cazuelas".
Anti-Susanitas. Está a la vista: las chicas ya no tienen apuro por calzarse el vestido blanco. Una encuesta realizada en Exponovias confimó el fenómeno: cinco años atrás, la edad promedio de la mujer que se casaba era de 23. Hoy ronda los 30 años. Además, son profesionales, manejan su propio dinero y no dejan que nadie meta mano en la fiesta.
"Yo no dependo económicamente de mi marido, pero sí afectivamente. Hace un año que veníamos hablando de casarnos por segunda vez. Y cuando me animé a ser madre de nuevo me dijo: ‘entonces casémonos’. ‘Y dale, ¿por qué no?’, pensé". Palabras de Andrea Frigerio (44), quien no va a reparar en gastos el próximo diciembre, cuando vuelva a darle el sí a su marido desde hace 14 años, Lucas Bocchino, con quien tuvo a Josefina (8). "Nos casamos en 1996 en una playa de México, los dos solos, sin nadie. Todavía hoy tengo que escuchar los reproches de nuestras familias. Por eso, esta vez será en casa, con nuestros hijos, nuestros padres y hermanos", se despachó.
Otros que piensan aprovechar esta "temporada alta" de casamientos de parejas famosas son Pablo Echarri y Nancy Dupláa, que ya cuentan tres años de convivencia. La cita, adelantaron, será a comienzos del año próximo. "Para nosotros será como ponerle la firma a algo que está consolidado -confesó la actriz de "Sin código"-. Pasamos por tránsitos que son mucho más fuertes y comprometidos todavía que un casamiento, como afianzarnos como pareja, tener una hija (Morena), que Pablo acepte a mi hijo (Luca), constituirnos como una familia".
Con toda la pompa. Quien entendió mejor que nadie que hoy las bodas se conciben más como un evento que como una celebración familiar fue Hernán Crespo (29). Su casamiento con Alessia Rossi Andra (22) -una ex modelo con quien está desde sus primeras épocas en el fútbol italiano- fue un espectáculo con sentido escénico: ofrecieron shows Willy Crook, Diego Torres y Los Auténticos Decadentes. "Después de tanto tiempo, es hora de disfrutar. Junto con el nacimiento de mi hija (Nicole), es el mejor momento de mi vida", se sinceró el goleador del Milán, vestido por Dolce&Gabanna.
Ya sean parejas híper modernas o cool anti-convencionalismos o escépticos respecto al "amor para toda la vida", no quieren perderse la oportunidad de brindar con amigos, bailar hasta el amanecer con la corbata de vincha y pe pe pe pe. l
Por: Ana Peré Vignau
Revista Noticias
19 de Marzo de 2008
Año XXII
Nº 1500 del 14-09-2005
Publicación semanal de Editorial Perfil