Nostalgias de una Tradición

Allá por fines de los años 30 principios de los 40 del siglo XX, surgen en la cuidad de Buenos Aires, mas específicamente dentro de la colonia alemana, las "Tanzstunden" (Término alemán que significa: Hora o Clase de Baile). Se trataba de unos Cursos de Baile con los conceptos de enseñanza de las Academias de baile del Viejo Continente.

Estas eran regenteadas por unas Damas de origen germánico por supuesto y que se instalaron, una en el Barrio de Belgrano de Capital Federal, otra en la zona de Olivos y una tercera en la zona de Villa Ballester, estas últimas ambas en el conurbano norte de la ciudad de Buenos Aires.

Su función social era no solamente enseñar el arte del Baile de Salón sino también todo el correspondiente protocolo que se requería para esa época. Así relatan las crónicas que las niñas y los niños de 14 / 15 / 16 años eran enviados por sus padres a estas clases de Baile.

Una vez finalizado el curso anual había un Baile de Gala donde los alumnos no solo mostraban sus nuevas habilidades adquiridas, sino que servía principalmente como su presentación formal ante la Sociedad con lo cual a partir de ese momento ya eran considerados jóvenes señoritos y señoritas a quienes se les permitía participar de los diferentes eventos sociales de la época.

Convengamos que todo esto se fue perdiendo allá lejos y hace tiempo.

Las niñas vestían blusas con faldas o vestidos con zapatos de taco y los niños trajes o ambos (saco y pantalón) con corbata y zapatos acordonados. Esta claro que no tenían otra opción. Aún no existían los jeans ni las zapatillas, y para la revolución de la moda, en cuestión de vestimenta, tenían que pasar unos 20 años cuando allá por los 60 surgían los Beatles, que no solo revolucionaron la música ya que a la distancia se puede decir que fueron un punto de inflexión en todo sentido tanto en la música, la forma de vestir, los peinados, la economía y la idiosincrasia y forma de pensar de los púberes, adolescentes y jóvenes de esos años.

Con respecto al protocolo, entre otras cosas, ellos aprendían que para sacar ó invitar a bailar a una dama tenían que hacerlo mediante una reverencia que consistía en acercarse a no menos de uno y no mas de dos metros, los pies juntos, con leve inclinación del cuerpo, el brazo y mano derechos extendidos, solicitando le concedan el honor del siguiente baile.

Las damas no podían rehusarse (por lo menos debían bailar una pieza) y eran ellas las que caminando frente al caballero y ligeramente a su derecha, elegían el lugar de la pista donde deseaban dar comienzo al baile.

Por lo general eran los caballeros los que invitaban a bailar, pero en todo Baile de Gala siempre había uno o dos momentos en la noche donde la orquesta invitaba a la "Damenwahl" (Elección de la Dama). Este era el momento donde a las damas se les permitía elegir su compañero de baile.

También debían hacerlo con una reverencia similar a la de los caballeros, pero mas femenina. Simplemente se acercaban al caballero elegido, hacían una reverencia con una leve sonrisa y mirando a los ojos al caballero, solicitaban el honor de ser acompañadas a la pista de baile.

Toda esta enorme cantidad de normas de comportamiento social que se pueden encontrar en los antiguos libros de protocolo y etiqueta, tales como que el hombre debe llevar y traer a la mujer desde la pista hasta su mesa, la utilización de sonrojantes fórmulas de cortesía para pedir un baile y un millón más de menudencias están totalmente desfasadas a estas alturas del siglo XXI. Pero lo curioso es que hoy en día, incluso a pesar del movimiento feminista, hay muchas mujeres que se quejan de la falta de "caballeros" y les encantaría que un hombre se les acerque y las trate con esas viejas normas de comportamiento, claro que no tan estrictas sino mas simples y modernizadas. Cierto es también que cuando están frente a uno de estos caballeros, quedan "descolocadas", no sabiendo como reaccionar. Muchas entran en pánico, y sacan a relucir su feminismo y autosuficiencia o peor aún, huyen como si estuvieran frente a un extraterrestre.

Volviendo al tema, el curso de baile se dictaba con un cronograma anual (de marzo a noviembre) y los alumnos que asistían (entre 100 y 120 en promedio y de ambos sexos) aprendían Foxtrot, Bolero y Twist, (estos dos últimos con los años se reemplazaron por el Rock N Roll), Vals Inglés y Vals Vienés, Polka, Tango, y algún baile de moda como podía ser Samba Brasilera, Zorba, o lo que dictara la tendencia a medida que transcurrían los años.

Cuestión que al finalizar el año los jóvenes tenían un conocimiento bastante amplio de los distintos ritmos y estilos de baile tanto tradicionales como modernos. Con lo cual si bien no eran profesionales, podían sin ninguna duda participar activamente de cualquier evento bailable sin hacer papelones. La experiencia se adquiría con la práctica.

El Gran Baile de Gala era la culminación del curso. Las señoritas asistían todas con fastuosos vestidos largos y los caballeros de riguroso Smoking. Asistían no solo los Padres, Tíos, Abuelos, Hermanos mayores y demás familiares, sino también personalidades del ámbito empresarial, cultural, educacional y político. Y se realizaban por lo general en los salones del Alvear Palace Hotel, del Plaza Hotel, del Tigre Hotel, del Club de Pescadores (en la Costanera Norte), en fin todo lugar que podía albergar entre 600 y 700 invitados para una cena con baile de tamaña envergadura.

El baile propiamente dicho, comenzaba con la entrada de los alumnos marchando al ritmo de una Polonesa y realizando una coreografía grupal, continuaba con un Vals Vienés donde los alumnos luego de bailar entre si una pieza, invitaban a bailar; las niñas a sus Padres y los niños a sus Madres, lo cual era la referencia o invitación para que todo asistente de la Gala pueda ingresar a la pista y disfrutar del Baile.

La fiesta continuaba al compás de una orquesta, luego con los años, reemplazada por un Disk Jockey que alternaba los ritmos aprendidos durante el curso con otros ritmos de moda. Y en la pista se veían permanentemente tanto jóvenes como adultos ya que todos sabían bailar los diferentes ritmos.

Cerca de la medianoche se realizaba un pequeño concurso de baile informal para que los alumnos pudieran demostrar sus nuevas habilidades adquiridas y eran los propios padres y demás invitados quienes en forma divertida y bulliciosa consagraban a las mejores parejas las cuales se hacían acreedoras de sendas copas y medallas.

A continuación (por lo general) los exalumnos se reunían en la pista para bailar una "Quadrille" o "Lancier". Una contradanza de 4 parejas formando un cuadrado cuyos orígenes datan de las Cortes Reales europeas. Para la ocasión se alineaban 6 u 8 de estos cuadrados y tanto la música como la coreografía lo transportaban al espectador a los grandes Bailes de Gala realizados por las familias reinantes y la nobleza en sus fastuosos palacios.

Bien convengamos que los tiempos fueron cambiando, los años pasaron, cambió la música, la moda, la ciencia, la tecnología, el ritmo de vida todo, y las profesoras de estas academias nos fueron dejando hacia fines de los años 80, luego de ejercer su oficio por mas de 50 años y enseñando a bailar a varías generaciones.

Por esos años la juventud ya usaba jeans y zapatillas, tenía otros intereses, ya no existían tantas confiterías bailables, en las "Boites" se escuchaba otra música, los jóvenes imponían su independencia frente a sus padres, todo cambiaba en forma vertiginosa y algunos de los Exalumnos devenidos en profesores después de 20 años de experiencia junto a sus maestras, no pudimos o no supimos en su momento como mantener vivas esas Academias de Baile.

Para esa época ya eran casi nulos los lugares donde se podían bailar y/o practicar los bailes de salón aprendidos durante el curso. Las confiterías donde se podía cenar y/o tomar algo y bailar estaban desapareciendo dejando lugar a las discotecas. No todas las semanas uno era invitado a un casamiento, y ni hablar de Bailes de Gala salvo los diferentes Clubes o Asociaciones que realizaban sus Fiestas Aniversario, Tradicionales, o para ocasiones especiales como Año Nuevo. Lo cual ayudó a que los jóvenes perdieran el entusiasmo, porque para que aprender algo que luego no tendrían donde practicarlo o disfrutarlo.

Por eso hablo de la nostalgia de una tradición, por lo menos en lo que a "Academias de Baile de Salón" aquí en Buenos Aires y alrededores se refiere.

Horacio Fehling

 

 

 
 
 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
     
 

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